8.7.07

miércoles 08.07.1807 – hospitalidad porteña

El ejército inglés se concentró en el Retiro para iniciar, al día siguiente, el embarco de las tropas.

En una nota escrita, Whitelocke agradeció a Liniers el buen trato dado a sus oficiales, que habían caído prisioneros. El recuerdo de la hospitalidad de Liniers es citado en varios testimonios. El capitán irlandés Carroll (que hablaba español) recuerda que, en este día 7, se enteró que su compañero, el coronel Holland, hacía diez días que no se había afeitado ni cambiado de camisa, por lo que lo condujo al dormitorio de Liniers exponiéndole el caso al héroe de la Reconquista que estaba vistiéndose en ese momento. Con naturalidad, Liniers le regaló una de sus camisas, un cepillo de dientes nuevo y le prestó su navaja.

Como escribiera nuestro conocido capitán Gillespie: “La modestia sin presunción del enemigo, después de un hecho tan señalado por la gloria de sus armas y tan completo en sus resultados, era asombroso”.

En tanto, desde el día 6, se enterraron los caídos en la Defensa. Los muertos ingleses fueron enterrados, con sus uniformes, en lugares próximos a donde cayeron. Las barrancas del Retiro, las calles cortadas entre esta barranca y el Fuerte, entre éste y la Residencia o en el corralón de Sebastián López, en Yrigoyen y Pasco (posteriormente un cementerio inglés y hoy, la plaza Primero de Mayo).