12.8.06

jueves, 12.08.1806 – la noche de la reconquista

Esa noche del 12 de agosto, la población festejó ruidosamente en las calles, la Reconquista de la ciudad de Buenos Aires. “La mayor parte se refugió en el fuerte la noche del 12 para evitar los ultrajes de una plebe frenética, que parecía asumir para sí el poder soberano” describe Alexander Gillespie.

Los soldados ingleses habían sido alojados en las dependencias del Cabildo, edificio que se mostraba inadecuado para alojar a tal número de personas. Eso provocó la queja airada de los soldados del Regimiento 71. “Sin refrigerios, y mezclados en la inmundicia, nuestros hombres permanecieron muchas horas en aquella prisión hasta ser distribuidos en otros sitios, y los oficiales, exceptuando los que habían contraído intimidad con familias particulares en tiempos más felices, quedaron librados a sus propios recursos” cita Gillespie.

A pedido de Liniers, Beresford fue alojado en la casa del Ministro de la Real Hacienda, don Félix Casamayor“Debiendo alojar con decoro al Señor General de las Tropas Británicas don Guillermo Carr Beresford me ha parecido destinar su casa de Vuesa Merced al efecto, donde se servirá Vuesa Merced hospedarlo con sus edecanes –Dios guarde a Usted muchos años” escribió Liniers. La amistad que Casamayor había cosechado con Beresford, cuando era gobernador, provocó la sorna del vecindario que distribuyó estos versos populares:

Si dándole casa grande
aún quiere Casa Mayor,
denle toda la ciudad
al señor Carr Beresford;
y de este modo tendremos
alguna nueva invasión
con las siniestras ideas
de tener Casa Mayor.


Por la anarquía de esa noche, no pudieron evitar saqueos, especialmente en las casas de aquellos que colaboraron con los ingleses, durante su ocupación. “En esta Capital fueron varias casas sorprendidas por los Miñones luego que la tomaron” cuenta Gaspar de Santa Coloma “porque traían una lista de Montevideo de los que corrían con negociaciones inglesas. Fue la de Romero, la de Marcó, Vivar y Perison (Perichón). En ésta sacaron cuanto géneros había en ella, y en la de Romero pusieron guardia para custodia de los efectos, pero muchos se extraviaron”. Ni el Fuerte quedó a salvo, al desaparecer un juego de cubiertos de plata, prestados a Beresford por un vecino, amén del dinero que faltó de las Cajas Reales.

En esa misma noche de desbordes y robos, los familiares de los caídos en la batalla, recorrían las calles en busca de los cuerpos de sus parientes y amigos. Los soldados ingleses heridos fueron atendidos en el hospital de la Residencia.